Brown conseguía con ello la «cifra global abultada y redonda de 1 billón de dólares» que tanto ansiaba.47 No era un estímulo keynesiano convencional, sino la culminación de las lecciones aprendidas desde el grave ciclo de crisis internacionales que comenzó en 1994 en México. El FMI contaba con las armas necesarias para hacer frente a las consecuencias de una crisis bancaria transnacional del siglo XXI.