es cada vez más insostenible en un entorno con déficits grandes y permanentes. Los déficits importantes continuos pueden afectar de forma grave y adversa a las expectativas y a la confianza, lo que, a su vez, puede generar un ciclo negativo que se retroalimente entre el déficit fiscal subyacente, los mercados financieros y la economía real.» En resumen, los análisis convencionales no eran suficientemente alarmistas. Lo que no «consideraban seriamente» era la posibilidad de que Estados Unidos se encaminara hacia un «desorden fiscal o financiero».