Lady Baela estaba hinchada por el embarazo; lady Rhaena, demacrada y esquelética por el aborto sufrido, pero pocas veces habían parecido tanto ser la misma mujer. Ambas vestían de suave terciopelo negro, con gargantilla de rubíes y el dragón de tres cabezas de la casa Targaryen bordado en la capa.

