—Tenemos una buena provisión de comida —dijo—. Tenemos gasolina y agua. Lo que no tenemos es dinero. —Sacó de la cartera un billete de veinte y lo estrujó—. No me refiero a este dinero falso. En los Días de Abominación no valdrá nada. La gente cambiará billetes de cien dólares por un rollo de papel higiénico.

