Por lo que a mí respecta, no culpé a nadie del accidente, y menos aún a Tyler. Pensé que eran cosas que pasaban. Al cabo de una década cambiaría mi forma de verlo, como parte de mi salto a la edad adulta, y más tarde el accidente me recordaría siempre a las apaches y las decisiones que contribuyen a forjar una vida: las decisiones que las personas toman, juntas o por su cuenta, y que se conjugan para producir un único hecho. Granos de arena, incontables, que se aplastan para formar sedimento y luego roca.

