A Graham, el mayor amante de la literatura de entre los inversores, le encantaba la historia de Ulises, narrada a través de la poesía de Homero, Alfred Tennyson y Dante. Al final de su vida, a Graham le entusiasmaba la escena del Infierno de Dante en la que Ulises describe la forma en que inspiró a su tripulación para que navegase hacia el oeste, adentrándose en aguas desconocidas más allá de las columnas de Hércules: