—Me duele —susurró August. —¿El qué? —Ser. No ser. Rendirme. Resistir. Haga lo que haga, me duele. Kate apoyó la cabeza contra la bañera. —Así es la vida, August —dijo—. Tú querías sentirte vivo, ¿verdad? No importa si eres monstruo o humano. Vivir duele.