Nicolas Lisperguier

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No hay ningún antidepresivo que cure una depresión con base espiritual, porque la enfermedad no tiene su origen en la disfunción cerebral, sino que es una respuesta precisa a la profanación de la vida. El cuerpo es un reflejo del espíritu en su expresión física, y sus problemas son la dramatización de las luchas del espíritu vivificante. Una creencia atribuida a lo que está «ahí fuera» tiene su efecto «aquí dentro». Todo el mundo muere por su propia mano: esto es un dato clínico puro y duro, no una posición moral.
El Poder frente a la fuerza: Los determinantes ocultos del comportamiento humano
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