Sufrimos por la simple razón de que el sufrimiento es biológicamente útil. Es el agente preferido de la naturaleza para inspirar el cambio. Hemos evolucionado para vivir siempre con cierto nivel de insatisfacción e inseguridad, porque la criatura que está medianamente insatisfecha y que es insegura, es la que hará el trabajo más innovador y sobrevivirá.