Luego están aquellos que se sobreidentifican con sus emociones. Todo está justificado solo porque lo sintieron. «Uy, rompí tu parabrisas, pero estaba realmente enfadado, no lo pude evitar», o «Dejé la escuela y me mudé a Alaska porque sentí que era lo correcto». La toma de decisiones basada en la intuición emocional, sin la ayuda de la razón para mantenerla a raya, generalmente es un asco. ¿Sabes quiénes basan sus vidas enteras en las emociones? Los niños de tres años. Y los perros. ¿Sabes también qué hacen los niños de tres años y los perros? Se hacen popó en la alfombra.