los sentimientos suprimidos y reprimidos. Se produce una progresiva pérdida de conciencia, de creatividad, de energía y de auténtico interés por los demás. El crecimiento espiritual se detiene y, finalmente, se desarrollan enfermedades físicas y emocionales, se producen el envejecimiento y la muerte prematuros. El escape de estos sentimientos reprimidos da como resultado problemas sociales y el aumento del egoísmo y de la crueldad que caracteriza a la sociedad actual.