Todo en francés, por supuesto, todo de su época, y en ese momento se me ocurrió que los soñadores de los distintos momentos de la historia soñaban con los símbolos de su propia época. Los antiguos griegos soñaban con sus dioses. Emily Brontë soñaba con sus páramos. ¿Y Cristo? Tal vez no soñara, aunque conocía todo lo que conlleva soñar, todas las combinaciones posibles, hasta el final de los tiempos.

