Mientras Carrera fue frontal contra San Martín, y le exigía una y otra vez que le diera permiso para ir a Buenos Aires y arreglar las cosas con sus jefes, O’Higgins tomó la alternativa contraria: él y San Martín forjaron una amistad personal y política. Esta sería una alianza liderada por los argentinos, sobre la base del interés de derrotar al virrey por la vía marítima, a la que O’Higgins suscribiría completamente, mientras que Carrera la rechazaría por completo.

