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Al final, una aprende a ser indulgente consigo misma cuando toca y entiende que no hay pecado en equivocarse…, solo el de no hacerlo nunca.
A veces las declaraciones de amor más bonitas no pueden compartirse porque nadie entendería por qué nos hicieron sentir tan especiales.
la vida ya no es la misma cuando pruebas a verla tras un cristal traslúcido al que le limpiaste tus miedos.
los niños no unen lo que antes de ellos ya se estaba deshaciendo.
«Cuando comprendas que menos gente supone menos problemas, dejarás de querer ser amigo de todo el mundo».
Había caído otra vez por culpa de pensar demasiado con el cerebro sur y apagar el norte.
los consejos de tu mejor amiga deberían ser ley.
No hay que olvidar lo que nos trajo a donde estamos. Así no perderemos de vista adónde vamos.
Las vidas van y vienen y todos los días pasan cientos de detalles inadvertidos. Se nos olvida más de lo que recordamos. Pero hay cosas que, si se olvidan, se llevan parte de nosotros.
Los recuerdos huelen y saben y se pueden tocar. A veces nos complican la vida, pero no nacimos para que todo fuera fácil, ¿sabes? No lo olvides. No me olvides.
Quizá porque mamé mucha poesía antes de saber decir te quiero; quizá porque quise mucho antes de saber leer.
Qué fea es la vida cuando queremos hacerla complicada. —Lo fácil no está hecho para quienes quieren ser felices.
Casi podían respirarse las ganas que teníamos de darnos un beso, fingir una sonrisa y huir cada una a su casa a lamerse las heridas que aquellas palabras habían levantado sobre la piel.
¿Por qué perdimos tanto el tiempo? ¿Es que nadie nos avisó de que pasa demasiado deprisa como para estar siempre discutiendo?
«Solo cuando me miras, soy».
«Lo que mucha gente llama amor consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio». Añadía después: «Por estas cosas enseño literatura; para que a nadie se le olvide que todas las verdades del mundo ya tienen dueño y existen en alguna página».
Me hice ilusiones y, como dice La Vecina Rubia, me quedaron preciosas, pero no eran de verdad.
Ya estaba bien de vivir a expensas de los mensajes que entraran desde fuera. Era momento de escucharme A MÍ.
Esto no va de enamorarse, casarse y tener hijos. La vida, al fin, es vivir el amor como vaya a hacernos felices.
Por eso lloramos en las bodas, creo. Porque nos damos cuenta de las fantasías que cumplimos, de las que no y de las que, sencillamente, alcanzamos mal.
¿Qué haremos cuando salgamos corriendo de todas las canciones? En cada nota, una explosión y pedazos de recuerdos por todas partes. Tú y yo a los quince, a los veinte, a los veinticinco.
Ya, es que las cosas que se hacen porque uno quiere no tienen por qué hacer falta. Eso son las obligaciones, que no tiene nada que ver con nosotros.
Hablan mucho de los besos: beso de hermanos, el beso de una madre, un beso de tornillo, un pico, uno francés, el beso de buenas noches, de buenos días y el de después de correrse. ¿Y qué hay de los abrazos? Los abrazos son el primo pobre de las caricias, cuando pocas veces algo reconforta más.
El calor del cuerpo que te acoge, la presión de los miembros que encajan en tu cuerpo y que te visten, el olor de la persona a la que le cedes ese espacio tan tuyo. Un abrazo es, sin duda, un homenaje a la confianza, una ofrenda casi sagrada. Regalamos el aire que nos queda en los pulmones y que calienta la tela sobre la que lo vertemos. Concedes el roce completo de un cuerpo que, desde que naces, es solo tuyo. Te das a oler, a tocar, te dejas al alcance de unas manos que no te pertenecen y que no puedes controlar.
Leo era como una borrachera…, una muy buena. Un viaje de una droga dura, de esas que enganchan a la primera toma y te encadenan de por vida.
muchas personas llevan un monstruo dentro, tan dentro que pueden pasar años escondiéndolo.
no pidas opinión a demasiada gente u olvidarás lo que tú misma quieres.
Hay que trabajar para que la vida sea maravillosa, no convertir el trabajo en algo solamente soportable.
Junto a las maletas, agarré un poco de lo bueno, un poco de lo malo y también una pizca de lo regular. La ilusión y la desilusión; lo aprendido. Las lágrimas, las sonrisas; el cociente resultante.
Fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida de decirme que no se puede tener todo.
A veces es necesario que un amor solo nos toque a quienes lo vivimos.
No hay finales felices. El final es morirse. Hay caminos bonitos de recorrer.
Las personas no cambian y en cierto sentido estoy de acuerdo, pero escuchad…, no estamos condenados por quiénes éramos cuando erramos. Somos mucho más que los aciertos y las equivocaciones que cargamos. Sin importar qué fuimos, somos y en el futuro seremos. Total, aceptémoslo, de lo único que estamos seguros de ser algún día es pasado. Seremos recuerdos de otros. Pintémoslos de colores, de modo que no nos olviden y que el amor nos sobreviva.

