Es casi un lugar común entre la crítica citar la respuesta que Roberto Bolaño ofreció a la pregunta ¿cómo es el infierno?: “[c]omo Ciudad Juárez, que es nuestra maldición y nuestro espejo, el espejo desasosegado de nuestras frustraciones y de nuestra infame interpretación de la libertad y de nuestros deseos”.

