Así, es una abdicación intelectual y crítica asumir de entrada que las fugas y los arrestos del Chapo son indicativas de un Estado rebasado por el crimen organizado. Por el contrario, al detentar el monopolio sobre la violencia legítima, como explicó en su momento Max Weber, el Estado es la principal condición de posibilidad del crimen organizado en México, ya sea gestionándolo o destruyéndolo de acuerdo con necesidades políticas contingentes.

