si besas a tu hijo, o a un hermano o a un amigo... debes recordar que amas a un mortal y que nada que ames es de tu propiedad; se te entrega durante ese momento, no para siempre ni indisolublemente, sino como un higo o un racimo de uvas en la estación adecuada del año, y si lo ansías durante el invierno, eres un loco. Así que, si sientes añoranzas por tu hijo o por un amigo, cuando no te es dado tenerlo, debes saber que añoras un higo en invierno.[7]