Epicteto había quedado tullido para toda su vida después de que su primer amo le rompiera la pierna y que su afirmación sobre ese hecho había sido: «La cojera es un impedimento de la pierna, pero no de la voluntad; y te tienes que decir lo mismo con todo lo que te ocurra. Porque descubrirás que será un impedimento para alguna otra cosa, pero en realidad no lo será para ti mismo».[5]