Cicerón explica que el arquero tiene una serie de factores bajo su control:[5] ha tomado la decisión de la frecuencia e intensidad de los entrenamientos, ha elegido el arco y una flecha en función de la distancia y el tipo de blanco, ha apuntado lo mejor que ha sido capaz y ha escogido el momento preciso en el que debía soltar la flecha. En otras palabras, si ha sido un arquero consciente, lo ha hecho lo mejor que ha sabido hasta que la flecha ha abandonado el arco. Ahora la cuestión es: ¿la flecha dará en el blanco? Está claro que eso no depende de él.