Los profetas de Israel afirman que Dios es omnipresente: «¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!» (Isaías 6:3). Sin embargo, los altares eran puntos de encuentro con Dios. Entiéndase que son necesarios porque estamos limitados por el tiempo y el espacio.