Nada más absurdo que creer que la verdad desciende de las ideas a las acciones humanas y no que son éstas las que nutren a aquéllas con la verdad, pues el resultado de esa creencia es el divorcio de unas y otras y eso fue lo más característico en la época de Revel (sobre todo en los países del llamado tercer mundo) en las ideologías de izquierda, que solían impresionar sobre todo por su furiosa irrealidad.

