Sveta me había informado de que debería entregarle una foto de carnet. Ya lo tenía todo listo. Aproveché el apretón de manos para pasársela con máxima discreción. —Mi nombre es Manuel Bergman —le informé, muy serio. No sé por qué elegí Manuel, quizá porque rimaba con Rafael y fue lo primero que me vino a la cabeza. El apellido fue en honor al director de cine que tanto admiraba.