John Piper dice a los pastores: La profesionalización del ministerio es una amenaza constante a la ofensa del evangelio. Es una amenaza a la naturaleza profundamente espiritual de nuestro trabajo. Lo he visto con frecuencia: el amor al profesionalismo (la igualdad entre los profesionales del mundo) mata la convicción de un hombre de haber sido llamado por Dios para salvar a personas del infierno y transformarlas en personas que exalten a Cristo y sean extranjeros espirituales en el mundo.