El hombre llamado… Trabaja donde hay necesidad, no solo donde puede usar sus habilidades. Trabaja para el éxito de aquellos que están por encima de él, no para su propio éxito. Es feliz sirviendo en su debilidad y en su fortaleza. Busca que su trabajo traiga gozo a aquellos que lo rodean. Usa su influencia para promover el bien de la iglesia, no su propio bien. Trabaja de forma excelente, diligente y con fidelidad para agradar a Cristo, no a los demás. Transita con valor el camino del sacrificio, pero avanza con precaución por el camino de los reconocimientos. Con gusto, deja su lugar para que
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