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Comenzar es sencillo; lo difícil es el progreso.
Brené Brown culpa de nuestra reticencia a la cultura de lo divertido, rápido y fácil.1
Lo cierto es que cualquier cosa que merezca hacerse no es siempre divertida, casi nunca es rápida, y sin duda no es fácil. Por ejemplo, el ejercicio.
El primero es perspectiva.
En segundo lugar, un nuevo marco.
En tercer lugar, compasión por uno mismo.
En cuarto lugar, un sentimiento de intervención.
En quinto lugar, tu porqué.
Blake habla sobre el poder de las motivaciones intrínsecas. Estos impulsores provienen de nuestras esperanzas, nuestros valores y nuestras ambiciones.
“Las personas pierden el rumbo cuando pierden su porqué”.
Una de mis motivaciones clave para el entrenamiento de fuerza es aumentar mi energía, resistencia y productividad.
Escribir tus motivaciones es importante, pero obtener este tipo de conexión emocional es incluso más fundamental.
Otro truco es rastrear los periodos de duración.
Lo grandioso no sucede solamente mediante el impulso, y es una sucesión de pequeñas cosas que se unen. —Vincent Van Gogh, de una carta a su hermano Theo
McClellan demuestra una verdad clave cuando se trata de experimentar nuestro mejor año: establecer la meta es solamente la mitad de la tarea. La otra mitad es emprender una acción decisiva.
Lo único que tienes que ver es el paso siguiente.
deja de posponer las cosas y haz aquello que temes.
Tu cerebro libera dopamina cuando alcanzas tus metas.
Tienes que hacer tiempo para eso. Tienes que hacer que sea una prioridad y mantenerla como si fuera una cita, igual que harías con cualquier otra persona.
