Y después está la otra realidad, la que todos sabemos pero él ni siquiera contempla: quizá es visible ahora porque siempre lo ha sido. Pero claro, eso sería admitir algo demasiado duro para un cuerpo tan frágil: significaría admitir que durante los últimos meses todo el mundo ha visto lo que le ocurría y nadie ha hecho nada para ayudarle. No, esa opción ni siquiera la contempla.

