Fernando Soto-Dupuy

41%
Flag icon
Pero ¡ay de quien se destruya a sí mismo en la tierra!, ¡ay de los suicidas! Creo que no puede haber nadie más infeliz que ellos. Es un pecado, nos dicen, rogar a Dios por ellos, y aparentemente la Iglesia reniega de ellos, pero en lo profundo de mi alma creo que se puede rezar por ellos también. Cristo no va a enojarse por un acto de amor. Os confieso, padres y maestros, que toda la vida he rezado interiormente por ellos, y aún lo sigo haciendo.
Los hermanos Karamázov
Rate this book
Clear rating