Fernando Soto-Dupuy

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Y no hay por qué afligirse pensando en tiempos y plazos, pues el secreto de los tiempos y los plazos se encuentra en la sabiduría de Dios, en su previsión y en su amor. Y aquello que según el cálculo del hombre puede hallarse todavía muy alejado, según la predestinación divina puede estar en vísperas de su aparición, en puertas. Así sea, así sea.
Los hermanos Karamázov
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