—Ahora bien, el niño nada sabe tampoco acerca de sí mismo y… ¿de quién crees que aprende todo sobre él? —De sus padres también, obviamente. —Así es, el niño cree que estos dos seres poderosos, de los que depende su vida, lo saben todo y siempre tienen razón. Cuando tu padre te decía: «Eres un idiota y no sirves para nada», tú lo creías. —¡Claro que no! —¿No? ¿Qué te decías a ti mismo cuando cometías un error? —Soy un idiota.

