Marcela

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«Ustedes han tomado muy en serio este juego espantoso, y han hecho bien, porque están cumpliendo con su deber», dijo a los miembros del tribunal. «Pero no olviden que mientras Dios nos dé vida, nosotras seguiremos siendo madres, y por muy revolucionarios que sean tenemos derecho de bajarles los pantalones y darles una cueriza a la primera falta de respeto.»
Cien años de soledad
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