«Íbamos cambiando de país como de zapatos, desesperados cuando en alguna parte sólo había injusticia, pero no indignación. También el odio contra la bajeza desfigura las facciones. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Ustedes, sin embargo, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, piensen en nosotros con indulgencia».