More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Cristo ya realizó la verdadera obra, y ya hizo que se vinieran al suelo todos los enemigos que enfrentamos en nuestra vida.
Jesus murio en la cruz para que nosostros fueramos libres de los gigantes que nos acechan todos los dias. Jesus nos dio la oportunidad de ser nuevas personas, de ser libres de las cadenas que nos gobiernan pero debemos poner nuestra confianza y nuestra fe en que Dios es el que nos dara la victoria.
Dios quiere recibir la gloria de ser el Libertador de mi vida.
Pero esas mismas mascotas han crecido. Nos están mostrando lo que son en realidad… y ya no son mascotas. Son asesinos salvajes. Gigantes
Los malos habitos como las adicciones son problemas que en un principio parecen inofensivas pero con el pasar del tiempo se vuelven tan incontrolables que terminar haciendonos daño , alejandonos de Dios y de su proposito por el cual el nos trajo al mundo.
Me imagino que al principio era algo que te consolaba y que aliviaba alguna necesidad en tu interior. Tu asesino se camufló como un amigo sin el cual no podías vivir. Pero, un día que tú no habrías escogido, el gigante se te tiró a la garganta, asfixiándote bajo todo su peso.
por lo general, esto no es consecuencia de una sola cosa o un solo momento, sino una combinación de muchas cosas que se van agravando con el tiempo, pudriéndonos desde adentro, hasta que terminamos trastornados.
Querer lograr cosas grandiosas es algo noble. Pero tratar de controlar el mundo es desastroso. Con el tiempo, los controladores terminan sucumbiendo ante la realidad de que nadie tiene todo el control.
El gigante se convierte en un hábito en nuestra manera de pensar o de actuar. Algunos días luchamos para librarnos de él, pero el problema nunca parece desaparecer por completo.
Todo comienza cuando vemos y creemos que aunque sea grande el gigante contra el cual estamos batallando… él no es más grande que Jesús. Para Jesús tres metros no son nada. Y Él ha determinado ponerte en libertad.
Por grande que sea el gigante contra el cual estamos batallando… él no es más grande que Jesús.
Nosotros no somos David en el relato sobre David y Goliat.
¿Sabes quién es el David de nuestra historia? Jesús.
En todas sus páginas y en todas sus historias, podemos ver a Jesús victorioso, firme, capaz, digno de confianza, poderoso, amoroso y digno.
Dios quería que la victoria se produjera sencillamente porque un joven había confiado en Él.
La adoración nos enfoca en Dios. Cuando el Todopoderoso está a la vista, el poder de nuestro gigante sobre nuestro pensar comienza a fallar y a desvanecerse.
Me recordaba a mí mismo que si Dios quiere un determinado resultado, ese resultado se produce. Y si Él no lo quiere, ¿por qué lo habría de querer yo?
Aveces queremos hacer lo que nosotros queremos hacer sin embargobDios tiene un plan yraAdo para nuestras decisiones. El quiere que nosotros tengamos el deseo de buscarlo y de hacer lo que el nos pida.
sí sé que Jesús está de tu lado. Él está peleando por ti, y ha ganado.
De manera que aquí tenemos dos verdades que se deben tener en cuenta. La primera: Satanás fue derrotado en la cruz. Jesús obtuvo la victoria. Fin de la historia. Y la segunda: la serpiente se sigue moviendo. La serpiente sigue teniendo veneno. Es una realidad tipo «ya y todavía no».
La muerte ya perdió su aguijón. La muerte ha sido devorada por la victoria. Jesucristo ganó la batalla.
Ese gigante los está atormentando y se está burlando de Dios.
Jesús es absolutamente suficiente.
Un gran problema que solemos tener los seguidores de Jesús es que queremos funcionar como si la vida dependiera totalmente de nosotros.
Nuestro cambio tiene que ver más con confiar y menos con esforzarnos.
intento del ser humano por captar una comprensión total del carácter de Dios es como si un niño siguiera el flujo de un arroyuelo corriente abajo. Paso a paso, a medida que sigue cada chorro y cada vuelta, va aprendiendo cada vez más acerca del pequeño arroyo.
Así es con nuestra búsqueda de las inescrutables riquezas de Cristo; mientras más conocemos, más nos percatamos de que hay mucho más por conocer.
«Oye, esta cosa solía acosarme. Pero, alabado sea Dios, ahora solo es una calavera con un poco de carne por fuera. ¡El gigante ya no me puede acosar!».
Cuando se trata de ti y de tu gigante en específico, aquí tienes una aplicación muy práctica. No escondas la cabeza del gigante.
La confesión hace que la luz de Cristo resplandezca sobre ese problema.
Ese gigante feroz e inmenso podrá venir contra nosotros con espada, lanza y jabalina, pero Jesús es más grande que nuestro gigante.
Cuando creas que Jesús es más grande que aquello que estás enfrentando, algo va a cambiar en ti. ¿Lo crees?
el temor se apodera de nosotros cada vez que creemos que, si no damos nuestro mejor esfuerzo, o aunque lo demos, algo indeseable nos va a suceder y no lo vamos a poder impedir.
Lo opuesto al temor no es ser audaz y valiente. Lo opuesto al temor es tener fe. Y la fe comienza por decir: «Tengo confianza en que Dios es más grande que este gigante».
Esconder las cosas nos enloquecerá. Nunca debemos esconder nuestros errores, pecados e imperfecciones. Necesitamos derramar esos sentimientos de desastre inminente a los pies de la cruz.
Dios es capaz.
«He puesto al Señor siempre delante de mí; con él a mi derecha, nada me hará caer».
Cuando tenemos a Jesús a la vista, la adoración puede fluir de nuestra boca sin impedimento alguno.
Y esta es la invitación que nos hace Dios: que estemos constantemente conscientes de su presencia.
Él no nos pidió que nos comparáramos con otras personas, ni que corriéramos la carrera de otro. Él simplemente nos dijo: «Corre tu carrera». Punto.
DIOS nos ama tanto que el quiere que nos amemos a nosotros mismos, sin compararnos con los demas, viviendo todos los dias comosi fuera el ultimo. Debemos andar de la mano con Dios que es el unico que nos ayuda en nuestra batalla contra el rechazo.
David superó el rechazo que sentía, para realizar el propósito de Dios en su vida. Llegó a la batalla desde un punto de verdadera aceptación. Y a eso es a lo que Dios nos invita también a nosotros: a envolvernos en la verdadera aceptación que nos ofrece Cristo.
El unico que nos ofrece una verdadera y duradera aceptaciones cristo jesus, que aunque el tambien fue rechazado, el nos acepta tal iy como somos. Jesus nos ofrece una relacion verdadera donde no seremos rechazados.
Lo único que nos va a ayudar a dejar atrás al gigante del rechazo es sumergirnos en la aceptación de Cristo.
Comprendemos el milagro que es nuestra creación.
Dios te hizo. Único. Hermoso. Intencionalmente. Con un propósito. Maravilloso.
«Yo te escojo. Te quiero en mi familia eterna: eres hijo mío, eres hija mía. Te doy un nombre; mi propio nombre. Te doy un lugar conmigo, y es un lugar de amor y abundancia. Te doy mi herencia, y mis riquezas son ilimitadas».
«Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: “¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?”» (vv. 3–4).
Todo esto y, sin embargo, Dios nos ha escogido. Nos ha hecho ser sus hijos e hijas. Nos ama. Nos estima.
es la adoración a Dios la que acaba con los gigantes.

