Kimberly Ortiz

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Nilak le da una larga calada mientras desliza su mirada gélida por mi rostro. El humo serpentea en el aire al escapar de sus labios entreabiertos. Es hipnótico. Quiero esos labios. Quiero ese humo. Creo que es la combinación perfecta, hasta que recuerdo lo gilipollas que es. En fin.
Kimberly Ortiz
jijiji
El día que dejó de nevar en Alaska
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