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Me giro sorprendida y dispuesta a contestar, pero cambio de idea en cuanto me encuentro con sus ojos. Con esos ojos. Azules, fríos e impactantes. Su mirada me atrapa, tiene algo cautivador que consigue que se me disparen las pulsaciones.
Siempre quise creer que el amor era algo eterno y no dejo de preguntarme si el amor que dura menos —unos meses, unos años, un par de décadas—, es tan de verdad como el que se alarga toda una vida.
La perfección es aburrida.
la ironía esconde y disfraza la verdad.
La culpa es como una sombra que solo tú puedes ver. Siempre está ahí. Puede ahogarte. Es envolvente y resulta imposible huir de ella.
—Si vuelves a tocarla, te mataré.
Si vas a tener que enfrentarte a algo, qué menos que saber de antemano de qué se trata, cuáles son tus opciones.
Escucha antes de hablar, Heather. Y observa sin juzgar. Si lo haces, descubrirás esos matices que ahora son invisibles para ti. Caminas medio ciega por el mundo. Te lo estás perdiendo todo.
—Babushka siempre dice que es mejor que te conozcan por tus virtudes que por tus defectos.
Me pregunto si él también verá lo mismo que yo: a una chica frágil cuyas pocas durezas están repletas de grietas y, aunque por fuera parezca sostenerse, por dentro está hueca y se tambalea como si caminase sobre cáscaras de huevo.
—Llorar limpia el alma. No sufras.
—Eres tan increíble, Heather… —Su voz está rota y no sé por qué. Aguanto la respiración mientras sus labios húmedos dejan un reguero de cálidos besos por mi cuello. Se me eriza la piel. Parpadeo. Tengo ganas de llorar. De alegría. De tristeza. De todo—. Alguien debería habértelo dicho cada día de tu vida, todas las mañanas, hasta que terminases creyéndote esa verdad y diciéndotelo a ti misma al mirarte al espejo. Porque es cierto. Lo eres. Ella tiene razón. En algún momento te darás cuenta de que eres Siqiniq. El Sol.
Un muñeco de nieve.
Y antes de que pueda pensar en los pros y los contras o valorar las posibles consecuencias, lo hago. Lo beso.
Existen muchos tipos de tristeza: está la que va acompañada de dolor, la que se esconde tras la rabia, la que simplemente aparece un día y se queda y no sabes por qué ni cómo, y la tristeza por amor, que es muy extraña, porque estar deprimido por algo tan bonito es un sentimiento complejo y difícil de manejar.
La oscuridad puede ser superficial y no siempre es mala, a veces lo bueno se protege tras ella. Es un recurso lícito que muchas personas usan porque necesitan sentirse seguras, resguardarse del resto del mundo.
—Feliz año nuevo, copo de nieve.
«Eres la caricia del sol, la risa inesperada que se atasca en la garganta, eres lluvia suave, besos húmedos. Y más, más besos. Eres la pieza que faltaba en el puzle que llevaba toda la vida intentando terminar».
Sonrío. Y entonces me besa.
Y está llorando. Se me encoje el estómago al verlo.
Dos personas aparentemente rudas y fuertes que en realidad son vulnerables y, de algún modo, siempre estarán unidas por el dolor.

