More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Y mientras yo te sienta, tú me serás, dolor, la prueba de otra vida en que no me dolías. La gran prueba, a lo lejos, de que existió, que existe, de que me quiso, sí, de que aún la estoy queriendo.
puede que lo mejor sea permitir que las cosas fluyan sin más, dejarme mecer por la corriente sin oponer resistencia.
¿Por qué a la gente le da tanto miedo admitir que no es inteligente? Pueden asegurar sin pelos en la lengua que son gordos, bajos, delgados, idiotas, torpes o feos, pero casi nadie está dispuesto a decir en voz alta que no es inteligente. Y no pasa nada.
Todos los que tenemos un corazón que late y siente, tenemos también defectos. Son cosas que van de la mano.
No sabía que una mirada pudiese hacerme sentir como si el mundo fuera a derrumbarse a nuestro alrededor.
la ironía esconde y disfraza la verdad.
La culpa es como una sombra que solo tú puedes ver. Siempre está ahí. Puede ahogarte.
Es envolvente y resulta imposible huir de ella.
Aunque es curioso, si lo piensas, que justo lo único bueno que consiga hacer sea algo que deba remediar porque anteriormente lo hice mal.
Creo que esos finales felices que tanto te gustan solo sirven para contrarrestar la realidad. Si reflejasen sufrimiento sin esperanza, no querrías leerlo; sentir dolor sin saber que después se aliviará… —Baja
entonces entiendo que no ha venido aquí porque tenga miedo, sino porque sabe que yo sí lo tengo.
¿En qué estás pensando? —pregunta. Trago saliva sin dejar de abrazarlo. —En cómo sería besarte. —Joder, Heather. —Lo siento. No tengo filtro. —Es que… lo complicas todo. —¿Qué complico? —Me complicas a mí.
Alguien debería habértelo dicho cada día de tu vida, todas las mañanas, hasta que terminases creyéndote esa verdad y diciéndotelo a ti misma al mirarte al espejo. Porque es cierto. Lo eres. Ella tiene razón. En algún momento te darás cuenta de que eres Siqiniq. El Sol.
Podría haberme pasado la vida caminando en círculos por el mundo sin llegar a descubrir jamás cómo es que alguien te bese así, como si fueses el destino al final de un largo recorrido por el desierto.
No recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí así de triste. Existen muchos tipos de tristeza: está la que va acompañada de dolor, la que se esconde tras la rabia, la que simplemente aparece un día y se queda y no sabes por qué ni cómo, y la tristeza por amor, que es muy extraña, porque estar deprimido por algo tan bonito es un sentimiento complejo y difícil de manejar.
La oscuridad puede ser superficial y no siempre es mala, a veces lo bueno se protege tras ella. Es un recurso lícito que muchas personas usan porque necesitan sentirse seguras, resguardarse del resto del mundo.
Me siento más fuerte, incluso al caer.
—Qué suerte la mía. —¿Por qué? —Por encontrarte.

