La producción de una teología dogmática —es decir, lo que la Iglesia debía enseñar acerca de Dios, de los sacramentos y de sí misma— se convirtió en la preocupación principal de la intelectualidad cristiana profesional, y ha continuado en la misma situación hasta hoy, de modo que a principios del siglo XXI los obispos anglicanos continúan discutiendo entre ellos acerca del Nacimiento de la Virgen.