Tienes derecho a tu alegría, con hijos o sin hijos, con esposa o sin esposa. ¡Búscala! ¡Encuéntrala! Y tendrás una familia feliz, sin importar cuánto dinero ganes o no ganes. Y si no están contentos y se levantan y te dejan, entonces libéralos con amor para que busquen su alegría.

