Parte de la creencia del poco esfuerzo es la idea de que las parejas tienen que ser capaces de leer la mente del otro: «Nosotros somos como uno. Mi pareja debe saber lo que pienso, lo que siento y lo que necesito; y yo debo saber lo que mi pareja piensa, siente y necesita». Pero eso es imposible. Leer la mente en lugar de utilizar la comunicación es contraproducente de manera inevitable.