Celebra la bondad de Dios. «Alégrense siempre en el Señor» (v. 4). Acércate a Dios y pídele ayuda. «Presenten sus peticiones a Dios» (v. 6). Lleva y deja tus preocupaciones ante él. «Denle gracias...» (v. 6). Medita en todo lo bueno. «Consideren bien [...] todo lo que sea excelente o merezca elogio» (v. 8).

