¿Qué es? ¿Amigo o enemigo? «inquirió». «Es un homicida», contestó el aletiómetro. Aquella respuesta la tranquilizó de inmediato. Aquel chico poseía virtudes ciertamente útiles, como la capacidad para localizar comida o mostrarle la forma de llegar a Oxford, pero podía haber sido un cobarde o un tipo indigno de confianza. Un homicida, en cambio, constituía una compañía digna. Con él se sentiría tan protegida como con Iorek Byrnison, el oso acorazado.