Pablo vivió sobre sus rodillas para que la iglesia de Efeso pudiera comprender la altura y la anchura y la profundidad de una santidad inmensurable, para que fuera llena "de todo la plenitud de Dios". Epafras se entregó a obra consumidora y al conflicto tenaz de la oración ferviente, para que los de la iglesia de Colosas pudieran estar "firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere".