Qué feliz soy yendo de la mano con los niños a recoger verduras jóvenes en los campos de primavera. Grandam ha cerrado los ojos. Ahora veo cuán delgado es el pergamino de sus párpados. —Te gustaban esos versos, Kaltryn. —Todavía me gustan. —¿Y dicen algo sobre la necesidad de recoger verduras la semana próxima, el año próximo, o dentro de diez años, para ser feliz ahora?