Su voz se quebró en la última palabra y eso me bastó para saber que acababa de rompernos a ambos. Si antes pensaba que mi dolor había sido suficiente como para que mi corazón dejase de latir, ahora, al ver el suyo, al ver lo que le había hecho, comprendí que eso era incluso peor: si bien es dolorosísimo que te rompan el corazón, es infinitamente más doloroso rompérselo a la persona que amas con toda tu alma.