de códigos Alan Turing para valorar la capacidad de una máquina para comportarse de forma indistinguible a la de un ser humano. Esencialmente, consistía en que un juez humano escuchara la conversación entre una máquina y un humano, y si era incapaz de identificar al humano, la máquina pasaba el test. Esta prueba de referencia fue finalmente superada por un ordenador en 2014 en la Royal Society de Londres.