De repente, oyeron ruidos que salían del faro: gritos ahogados, golpes y un par de cristales rotos. En cierto momento, Tiffany oyó el estruendo de algo pesado cayendo por una larga escalera de caracol y golpeándose en cada uno de los escalones. La puerta se abrió y los Nac Mac Feegle salieron del faro con aire satisfecho. —Non problemo —dijo Rob Cualquiera—. Non hay nadie. —¡Pero ha habido un montón de ruido! —Ah, sí, tuvímonos que asergurar —dijo Wullie Chiflado. —¡Hombrecilliños!