¿De verdad es una bruja? —Ay, por-fa-vor. Sí, sí, soy una bruja: tengo un animal que habla, tendencia a corregir las faltas de los demás (es «retruécano», por cierto, no «retruecando»), me fascina meterme en los asuntos ajenos y sí, también tengo un sombrero puntiagudo.