¡Tienen nuestros nombres! —sollozó Wullie Chiflado—. ¡Tienen nuestros nombres! ¡Daremos con nuestrus huesos en la cárcel! —¡Protesto! Solicito una orden de hábeas corpus —intervino una vocecilla—. Y presento un alegato de Vis-ne faciem capite repletam, sin efecto de cosa juzgada.