¡Non conoce nuestras costumbres! —protestó Fion—. ¡Estás demasiado cansada, madre! —Sí, así es —repuso la kelda—. Pero una hija non puede dirigir el clan de su madre, ya sábeslo. Eres una chica obediente, Fion, peru ya es hora de que escojas tus guardaespaldas y marches a buscar un clan propio. Non puédeste quedar aquí. —La kelda miró a Tiffany otra vez—. ¿Haraslo, Tiffan?