Naird

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¿Por tu honor de ladrón pendenciero borracho? —preguntó Tiffany. —¡Sí! —exclamó Rob, sonriente—. ¡Y es mucha reputación que proteger! Dígote la verdad, señora. Tenemos ojeadas las vejiñas de las colinas, en recuerdu de la abuela Dolorido, y a cambio llevámonos cosas que non valen nada casi.
Los pequeños hombres libres (Discworld, #30)
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