Está hecho, pues —dijo la kelda. De repente se tumbó y, también de repente, pareció empezar a encogerse. En su rostro aparecieron más arrugas—. Que nunca dígase que dejé a mis hijos sin kelda que cuídelos —murmuró—. Agora ya puedo volver al Último Mundo. Tiffan es la kelda de momentu, Fion. En su casa, harás lo que ella diga.